Los Problemas de Los Live Action ¿Por Qué Fracasan o Comienzan a Aburrir?

Los Problemas de Los Live Action 
¿Por Qué Fracasan o Comienzan a Aburrir?

Para nadie es un secreto que las grandes industrias del entretenimiento nos han bombardeado de contenido Live Action tanto en la pantalla grande como la chica debido al su relativo éxito. Sin embargo, las tendencias cambian y poco a poco el público se va aburriendo de tantas producciones que no llegan a satisfacer las expectativas. Por eso en Off Topic Channel vamos a nombrar 10 motivos o razones por las que este tipo de adaptaciones están fracasando o comienzan aburrir.

Antes de entrar en materia, para los que no lo sepan, un Live Action es una adaptación en carne y hueso, es decir, con actores sumado a otros elementos, para recrear una obra fantástica y percibirla como real. Un ejemplo sencillo, La Bella y La Bestia, es un cuento infantil francés, que Disney animó y posteriormente recreo en formato de ‘Imagen real’.

1. Mal casting = Pésimas actuaciones
Algunas producciones se cuidan muy bien de tener un buen reparto, como es el caso de Marvel con sus adaptaciones de superhéroes, donde podemos encontrar grandes actores que incluso han sido reconocidos por la academia, pero no siempre se cuenta con un abultado presupuesto o se esmeran en tener un buen casting. En muchas producciones se ven actores y actrices que no brillan por su talento, o al menos interpretando su rol correspondiente. En el caso por ejemplo de los orientales, se contratan a modelos o idols populares para vender entradas de cine y su experiencia escénica es poca o no es de las mejores, dando como resultado, artistas que no estudian y desenvuelven su roll adecuadamente, sino que solo van por el cheque. En las adaptaciones de anime, también imitan las mismas reacciones de sus protagonistas, generando sobreactuaciones que rayan con la parodia. 
En occidente ocurren circunstancias similares, actores malos pagos, distanciados de la obra original y sus fans; sumado a la falta de compromiso en varios casos, donde se limitan a escupir sus líneas. Hay muchos ejemplos de malas interpretaciones incluso con actores reconocidos por su trabajo en otras producciones, pero creo que con citar a Nat Wolff haciendo de Light Yagami en Death Note basta.

2. Los productores no han visto lo obra original
Resulta increíble que se mencione esto, pero en entrevistas, más de un productor y escritor, ha confesado no haber jugado el videojuego, la serie o cómic al que están adaptando. Algo que resulta inaudito, por que cómo se piensa adaptar una obra a la pantalla si ni siquiera se conoce o se entiende. Algunos casos puntuales son Dragon Ball Evolution y Resident Evil de Netflix. En el caso del guionista de Dragon Ball, Ben Ramsey, al menos ha admitido la culpa y se ha disculpado, en otros casos los escritores y guionistas terminan cuestionando al público y no hacen la mea culpa. 

3. Se incorporan ideologías al mercado (woke)
Estamos en una coyuntura en la cual hay empoderamiento femenino y está el movimiento woke, el cual vela por la lucha contra el racismo y la discriminación sexual. Los conglomerados del entretenimiento, no son ajenos a la corrección política actual y los movimientos sociales del momento, sin embargo, no se suman por idealismo, sino por mercado. Así como las industrias, deciden vender productos “ecológicos” lo sean o no, para sumarse a una campaña y no porque hallan pensado en el medio ambiente antes, ocurre lo mismo con el cine y la televisión. Hay mucha hipocresía de por medio. En Space Jam 2 por ejemplo, censuraron al acosador zorrillo Pepe Le Pew, pero dejaron un cameo de los violadores de La Naranja Mecánica. 
Lo mismo pasa con los elencos. Contratan personal más por hacer inclusión, que por brillar por su talento. Introducen una agenda feminista o de cualquier otra índole para ganarse un sector o mostrarse ante el público como grandes liberales, sin realmente serlo. Lo que genera que los escritores hagan maniobras en sus guiones a tal punto que abren agujeros de guion y añaden más sin sentidos en las adaptaciones que terminan siendo ridículos o falsos. 
Un ejemplo claro es Mulan, donde la protagonista es una mujer que lo puede hacer todo, una Mary Sue, es la elegida, la que tiene el chi y no hay patriarcado que la detenga… esa parafernalia con su protagonista crea una historia sin sentido, aburrida y que se aleja de la original.

4. Malos efectos especiales
En los Live Action resulta ser muy importante los efectos especiales para crear la ilusión de lo que estamos viendo es real. Igualmente, cuando el maquillaje o los disfraces, no dan para recrear algo que atente contra la física, por lo menos se debe llegar a la incorporación de imágenes que demuestren que comparten la misma luz que los actores en pantalla, que estén sincronizados. Por tal motivo, si hay bajo presupuesto, habrá limitaciones en los efectos especiales y por ende su calidad pueda disminuir. 
Si tomamos las películas de Las Tortugas Ninja de los años 90 y la sacamos hoy en día, la gente las podría llegar a tomar como una parodia, ya que en la era actual y ya existiendo la comparativa con las recientes adaptaciones, nadie tomaría en serio a unos tipos disfrazados con solo espuma y plástico. 
Cosa que ya le pasó a Marvel cuando había vendido sus derechos, con producciones que son referentes de cine clase B o Z. Ahora se cuidan muy bien en este apartado y de ahí su alto costo y rendimiento en taquilla. Por desgracia, en muchos animes hay un sinfín de poderes y habilidades que muchas compañías independientes o con bajo presupuesto no logran recrear; de ahí que haya películas que elimine estos de sus personajes o que realicen efectos despreciables.

5. Las limitaciones y cambios de diseño
Lo bueno del papel, es que todo le cabe y en la realidad, toca hacer magia. Es un lío por el cual deben pasar las adaptaciones, no se pueden permitir recrear todo al 100%, ya sea por la limitación del tiempo o la dificultad de recrear algo. Esto hace que se llegue a recurrir a cambios de diseño por ejemplo en los personajes, algo que llega a tocar las fibras sensibles de los fans. Algunas producciones buscan dar forma antropomórfica a personajes que no son humanos como ocurrió con el Sonic feo. Otro ejemplo, es que quieras recrear a un personaje que sea más grande que el planeta, como el caso de Galactus de los 4 Fantásticos, tendrías que recurrir a efectos especiales y si no son convincentes, como resalte en el punto anterior, pues te juega en contra. Una buena ejecución es Detective Pokémon, que limitó su universo del videojuego pero lo incorporó de manera creíble.  
Es decir, entre más complicada sea la adaptación y más cambios se les haga a los personajes, más va a entrar en conflicto el producto final con el espectador.

6. Se repite lo mismo sin innovar y la obra original es superior o no se cuenta nada nuevo interesante
Algo que podría ser contradictorio, es que la adaptación se bastante fiel a la original, que calque incluso escenas tal cual y por tal motivo no atraiga la atención. Tomemos el caso del Rey León de Disney, es gran producción recrea la película animada fielmente y tuvo un gran éxito en taquilla por sus fabulosos efectos especiales. No obstante, no aporta nada nuevo y no se siente real que los leones hablen como un ser humano. ¿Para qué querrías ver algo que no aporta nada nuevo, que se siente más auténtico como fábula y que ya funciona perfectamente? Un ejemplo bien hecho, es El Libro de La Selva también de Disney, es otra forma de contar que también amplia la historia, que resulta en una nueva experiencia, sí, es cierto, también hay animales que hablan, pero aquí se percibe como una fábula, no como si fueras al zoológico a una función de marionetas. Por otro lado, en el caso de videojuegos, si no hay una historia interesante o algo plausible, la obra no se siente real sino forzada y desinteresada.
En anime por otra parte, amerita más repetir ver la serie que recrea fielmente y de manera completa la historia en vez de una mediocre y pobre imitación.
Ahora, esto no es un cheque en blanco para contar cualquier historia solo teniendo algunas referencias como es el caso de la adaptación de Mario Bros con John Leguizamo.

7. El creador no hace parte del proyecto
En algunas adaptaciones no se puede contar con el creador original de la historia debido a su ausencia. No obstante, en otros casos, los autores no son consultados o tenidos en cuenta para los proyectos. En la mayoría de veces, los derechos de las obras pertenecen a un estudio que está interesado en sacar provecho económico y no les queda más a los creadores que esperar lo mejor que resulte de su material original. Lo terrible de este argumento, es que los escritores se pueden dar vía libre de reescribir la historia a su antojo, porque la compañía cuyo único interés es lucrarse, pues así tenga una historia pobre y bajo presupuesto, con que tenga un actor que le garantice la taquilla se conformara y de ahí tener resultados que ofendan al séptimo arte además de los espectadores.
A tener en cuenta también, que contar con los autores no es garantía de éxito tampoco, estos pueden estar limitados o igualmente interesados solo en lo económico. Ejemplo de ello la serie de Cowboy Bebop, que contó con el director del anime Shinichiro Watanabe y la compositora Yōko Kanno en la ya cancelada, serie de Netflix.

8. El Protagonista del Live Action pasa a segundo 
Otro problema, que es increíble que uno este reseñando, consiste en los protagonistas añadidos en segundo plano o sean simples referencias. Es inconcebible, que una adaptación cuyo nombre tenga al de los protagonistas, queden relegados a poco tiempo en pantalla, siendo extras de su propia obra. Un caso puntal es el de Tom & Jerry, lo mismo podría decirse de la serie de Resident Evil, aunque este tiene más el nombre que otra cosa. 
Esto ya es abiertamente un timo, porque literalmente las producciones sacan un producto a vender que resulta ser más una trampa que otra cosa. Teniendo los derechos de un videojuego, película o serie, limitan la presencia de los mismos personajes para ahorrar costos, contar una historia cualquiera y sacar provecho de ello. Nadie está pidiendo que los estudios trabajen a perdida, que no se lucren o que se regalen, pero si vas a vender a Los Pitufos, cuenta una historia de los Pitufos, de Garfield, del Pájaro Loco o de lo que sea, pero no salgas con la historia típica de un padre soltero, que no se lleva bien con su hijo o que se quiere casar con su interés romántico.

9. Los estilos de narración de historia son distintos
Muchas veces la forma de contar las historias influye. No es lo mismo narrar una historia sombría de manera seria y otra haciendo chistes de por medio. En el caso de adaptaciones de superhéroes, ya se ha vuelto un cliché hacer bromas durante toda la película, es entendible, son producciones para divertir a toda la familia, pero esto tiene sus límites. No puedes contar una historia en que se va acabar el mundo echando chistes si no es una comedia, hay momento para las cosas. Una producción que no tiene el tono adecuado dadas la circunstancias, no transmite lo mismo. La angustia, desesperación o miedo se pierde cuando sus protagonistas están muertos de la risa sabiendo que todo son efectos digitales y solo hay que hacer reír al público. Esto les pasa mucho a las películas de Marvel en este sentido.
En el caso del anime resulta algo similar. Adaptan literalmente los alivios cómicos que funcionan en una animación para público infantil o juvenil, pero que, si lo recreas a imagen real, resulta más una parodia debido a las exageraciones expresivas por la sobreactuación. 

En los videojuegos por otro lado, resulta ser muy diferente con solo la perspectiva de la cámara. La gracia de los juegos es que son interactivos, el protagonista es el que hace mover la historia, la narración gira en torno a él principalmente. Por lo cual, desde la misma fotografía se puede transmitir algo distinto a lo que espera el espectador o algo similar como un plano secuencia siguiendo al protagonista principal. Algo que no han considerado películas como Doom, que no transformaría las pésimas historias, pero al menos sería un estilo narrativo interesante.

10. La Nostalgia y los nuevos cambios
Apelar a la nostalgia se ha vuelto una campaña de mercadeo, de ahí que estemos inundados de tantas producciones que apelen a esa índole. Esto puede jugar en contra o a favor, sabiendo por ejemplo que hay pésimas adaptaciones en Japón ya que cuenta con menos recursos que Hollywood y aunque esto no es excusa, para qué ir a ver una historia comprimida de 2 horas de algo que arruinará tu infancia, cuando puedes sintonizar en tu celular la obra original que esta perfecta como esta.
También es un factor que influye en estas producciones las tecnologías de la época. Si no se hacen adaptaciones en el contexto adecuado, algunos estudios optan es por adaptar a los tiempos actuales, a modernizar las obras y esto puede abrir agujeros de guion o simplemente añadir una agenda irrelevante para la historia. Estos cambios pueden incluso afectar a los personajes. Un ejemplo claro es la Sirenita, el cuento de Hans Cristian Andersen que narra la vida de una pelirroja danesa que se enamora de un príncipe al que rescata, que ahora Disney presenta con una protagonista afro. Y aclaro por si las dudas, yo no tengo problemas con el color de piel de un actor o actriz, me encanta por ejemplo Samuel L. Jackson como Nick Fury, me interesa las buenas interpretaciones. Lo que molesta, estoy seguro, a más de uno, es que se añadan agendas de inclusión forzada, desacatando en ocasiones sus contextos. Sería muy raro ver algo que retrate por ejemplo la Segunda Guerra Mundial con el Capitán América y los alemanes siendo afrodescendientes.

Como pueden apreciar, hay suficientes razones como para desencantarse con la explotación de las adaptaciones en formato Imagen Real. Por supuesto hay varios éxitos, las películas de Marvel por algo son las más taquilleras, Sonic algo ha hecho bien para pasar del rechazo a llenar salas de cine y existen animes bien adaptados como Ruroni Kenshin.
La idea no es dejar de ver o que se dejen de hacer Live Actions, sino hacer la reflexión de lo que se está viendo y exigir como espectadores transparencia y calidad, después de todo, somos los clientes y una obra sin público, no es nada.

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