Hey Arnold! ¡Una de las Mejores Series de Nickelodeon!
Bienvenidos a otra Capsula del Tiempo. En esta ocasión vamos desempolvar una joya que pasó por Nickelodeon en esa década dorada de los 90’s. Estoy hablando de Oye Arnold.
La serie cuyos personajes tienen peculiaridad de tener cabezas extrañas y
exageradas, debido a la facilidad del autor, para moldear estos en plastilina,
ha envejecido bien a través de los años.
Su historia narra como un niño con cabeza de balón, llamado Arnold, pasa el
día a día como cualquier chico de barrio, con sus peculiares vecinos y amigos,
a veces con fantásticos personajes, no son más que el reflejo de una sociedad
multiétnica, que convierte el diario vivir en una aventura. Con la inteligencia
y buenos valores, Arnold, a lo largo de sus 100 episodios, intenta resolver los
problemas a los que se enfrenta él y sus amigos tales como: problemas típicos
de la escuela, los líos amorosos, situaciones embarazosas, conflictos en el
barrio, entre muchos otros.
A pesar de ser una serie enfocada a un público infantil, Oye Arnold, es una
serie tan profunda, que tiene desde chistes adultos hasta reflexiones
filosóficas. Presenta casos como la adicción, las fobias y hasta situaciones
legales. Muchas de las situaciones afrontadas durante la serie tienen toques de
realidad y también de fantasía.
Craig Bartlett, logró construir una narrativa tan fuerte, gracias a una
excelente caracterización de personajes, en las que cada uno de estos tiene su
momento para brillar. No tiene personajes perfectos, bellos y sin ningún
defecto; por el contrario, muestra un variopinto de seres multidimensionales, que
ni el mismo Arnold se salva, un chico muy correcto, pero que también es un
niño, que se puede equivocar y que no siempre es políticamente correcto.
Helga, por ejemplo, la chica que esta perdidamente enamorada de Arnold, es
inclusive un caso médico. Una niña de una familia disfuncional, quien es una
solapada poeta shakesperiana que no pasa un día sin tratar mal al cabeza de
balón, pero que, por dentro, está loca de amor por este. Harold, un niño que no
es estereotipo de bullying, es un joven judío con problemas de obesidad cuya
apariencia le llega a generar inseguridad. Un ejemplo, incluso aterradoramente
real es Oskar Kokoshka, un vago analfabeto, sin vergüenza que vive a costillas
de su esposa y de los demás.
Claro, puede que también existan personajes estereotipados que nunca se
desarrollan en sus pocas apariciones, entre tantos personajes, no obstante, la
mayoría de personajes se sienten reales al igual que sus historias.
En una época donde el internet solo daba sus primeros pasos y los beepers
eran la gran invención; la imaginación fluía con naturalidad, muestra de ello
las leyendas urbanas que narra Gerald, el mejor amigo del protagonista.
Esta serie animada tiene tantos aspectos positivos, que la gente deja
pasar, por juzgar su apariencia. Aunque Hey Arnold, no luzca estéticamente
atractiva, esta inmersa de pequeñas historias fabulosas y buenas enseñanzas,
acompañadas de una buena banda sonora.
Muchas de las vivencias del autor, son reflejadas en Oye Anorld, comenzando
desde la misma localidad, como la gran ciudad de Nueva York o Portland, donde este
estudio arte.
Es de aplaudir, además, que, a lo largo de las temporadas, se conserve desde el estilo de animación hasta el contenido de la obra, donde podemos apreciar el desarrollo de los personajes, como la necesidad del mismo protagonista de conocer a sus padres. Lastimosamente, no todo es perfecto, siempre hay episodios mejores que otros al igual que temporadas y debido a diferencias de la compañía con el autor, la serie fue cancelada en su quinta temporada sin revelar el origen de Arnold y los sentimientos de Helga. Afortunadamente, en 2017 salió la segunda película, la cual resolvió las incógnitas pendientes más importantes, entre ellas, las que ya he planteado.
En definitiva, Hey Arnold, es una serie que merece una oportunidad si aún no la conoces y por el contrario, un clásico para repetir al que Nickelodeon no pudo explotar, para convertir en una serie genérica con personajes superficiales e historias vacías.
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