Christopher Robin 2018, Crítica
Winnie the Fuhh...
Christopher Robin, es de los personajes menos interesantes de Winnie the Pooh, su historia real, es un poco más llamativa, y esta adaptación live action de los personajes del cuento de niño con esquizofrenia y sus amigos de trastornos mentales con parte de la vida del hijo del escritor A. Alexander Milne, es menos interesante.
El guion es lo más flojo de esta película de 75 millones de dólares. Una historia lenta, monótona y aburrida como su protagonista mismo. Un niño que se convirtió adulto y vive en la realidad, trabajar, trabajar y trabajar. No tiene amigos, sus viejos amigos animales pasaron al olvido, del mismo modo que su esposa e hija pasan a ser un segundo plano.
Esta película carece de magia y originalidad, un sujeto infeliz, que se divierte un poco con sus viejos amigos (¿imaginarios?) de infancia. Hace la reflexión y cambia sus prioridades. Christopher Robin no es una película para reír, llorar o reflexionar; es una película puesta para llenar el calendario. Ewan McGregor es un buen actor, pero no tiene mucho que aportar a esta sosa historia con personajes poco llamativos y contradicciones de argumento.
Esta combinación de cine adulto e infantil es igual de rara que la mezcla de peluches animados con sus compañeros digitales antropomórficos. Wrinkle in Time sumó más de 100 millones de presupuesto, ¿por qué un producto que trae tantos beneficios para Disney no tuvo tanta gracia en presupuesto?
Ojala futuros live action de Disney tengan bien definido su público y argumento, el que mucho abarca, poco aprieta como dicen por ahí.
Puntaje: 5/10
Clasificación: No, Gracias.
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